miércoles, 4 de noviembre de 2009

El circulo de Robles




En el lugar del pueblo de Coba, llamado "O Outeiro Grande" hay un círculo formado por robles gallego "rebolos") y en su centro una peña. Se le llama "A Roda Dos Rebolos"


Dícese que un hada vive dentro de ese círculo debajo de la peña y cuando sale al mundo exterior se forma como una muralla o pared mágica entre estos árboles que nada puede traspasar.


También se dice que si estás dentro de este circulo mágico y el hada quiere, cierra la pared y nada ni nadie puede salir.






Cuéntase que hace muchas generaciones, un mozo en una fría noche de luna invernal huyendo de una manada de lobos que le perseguían desde la Fraga, acertó a pasar por la "Roda dos Rebolos" y se subió a la peña que está en su centro para, empuñando su lanza, poder defenderse mejor.


Los lobos rodeaban el círculo de robles pero no se atrevían a acercarse, parece que tenían miedo, pero no del valor del hombre y de su lanza, sino de alguna fuerza del más allá. El hombre le tiró una piedra al lobo que estaba mas cerca con la intención de espantarlo, pero la piedra chocó contra una pared invisible entre dos robles y provocó una luz como la de un rayo pero sin trueno.




Los lobos se espantaron tanto como el hombre y decidieron retirarse un trecho y esperar. Aunque el hombre intentaba permanecer en vela, no pudo evitar caer profundamente dormido.


Cuentan que en su sueño vio una doncella muy bella, como un hada, que estirando los brazos en cruz gritaba "abre", y una pared sutil hecha como de viento que iba de árbol a árbol desaparecía.




La doncella salió del circulo, y dirigiéndose de nuevo hacia el interior, levantando los brazos gritó, "pecha". La pared de viento volvió a aparecer. Al amanecer se despertó sobresaltado, pero los lobos ya no estaban. El hombre lanzó otra piedra y temeroso del rayo ocultó el rostro entre sus brazos para protegerse, pero esta vez nada sucedió. Dudando, probó de lanzar otra piedra y pudo ver como pasaba entre los robles sin problemas. Se acercó muy despacio con su lanza bien aferrada. Pasó temeroso entre los dos robles entre los que antes estaba la mágica pared que producía rayos. Pudo llegar sano y salvo al Castro de Coba y contó lo que le había pasado

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